Las Hijas de las Tormentas 2. La cruz del Nilo
El timbre del teléfono hizo que saltara de la cama de golpe, asustada. Acababa de dormirse, con su primer sueño profundo y reparador, así que el shock fue casi traumático. De entrada no supo muy bien si era una pesadilla. Tuvo que hacer un esfuerzo para recordar dónde estaba.
En el lugar la oscuridad era completa.
Miró la hora en la pantallita luminosa del móvil mientras éste seguía zumbando; prefería un sonido neutro a una de tantas musiquitas estúpidas con las que los adictos a los móviles adornaban sus aparatos. Las dos de la mañana.
–Pero quién...
El número de la persona que llamaba no aparecía identificado en la pantalla...