Federico quería comprarse un simulador de vuelo para sentirse como un auténtico piloto de avión. Sus padres se mostraron firmes: si quería conseguirlo, no le quedaba otra que empezar a ahorrar, por lo que tuvo que comprarse una hucha. Y ahí empezaron los líos, porque la hucha con forma de genio que encontró Federico –mejor dicho, que le encontró a él– había sido creada en China cientos de años atrás y tenía poderes, cierto, pero resultaron más bien difíciles de manejar. Historia donde el protagonista en su camino hacia la madurez conocerá facetas desconocidas de sus familiares que desembocan en relaciones más hondas y fructíferas, la valoración de la amistad y el descubrimiento de una vocación clara: ser piloto. Para descubrir que en nuestra sociedad de la abundancia, un muchacho logra alcanzar el discernimiento entre lo que es bueno y necesario, una tarea que no resulta fácil incluso contando con una ayuda extraordinaria.
Federico quería comprarse un simulador de vuelo para sentirse como un auténtico piloto de avión. Sus padres se mostraron firmes: si quería conseguirlo, no le quedaba otra que empezar a ahorrar, por lo que tuvo que comprarse una hucha. Y ahí empezaron los líos, porque la hucha con forma de genio que encontró Federico –mejor dicho, que le encontró a él– había sido creada en China cientos de años atrás y tenía poderes, cierto, pero resultaron más bien difíciles de manejar.... Seguir leyendo
El genio en la hucha
El Boeing 757 de las 13:30 se elevó por los aires y retrajo el tren de aterrizaje. Junto al borde del camino que pasaba frente a la cabecera de la pista, un niño moreno de once años, desgarbado y menudo, se levantó del suelo y se sacudió el polvo sin dejar de contemplar la barriga de un avión que se fue transformando, poco a poco, en una pequeña cruz que se fundía con el cielo. Era sábado, y en casa le esperaban para comer.