Una narración poética, y por ende una experiencia sensorial, con traducción al Braille, compuesta de relieves sobre fondo negro, que intenta describir los diferentes colores a través del tacto y la reflexión poética. La disposición horizontal de la historia permite combinar ésta simultáneamente con su representación gráfica. La lujosa edición la convierte en una pequeña joya de orfebrería que hará disfrutar a todo lector que se acerque, sea invidente o no.Una narración poética, y por ende una experiencia sensorial, con traducción al Braille, compuesta de relieves sobre fondo negro, que intenta describir los diferentes colores a través del tacto y la reflexión poética. La disposición horizontal de la historia permite combinar ésta simultáneamente con su representación gráfica. La lujosa edición la convierte en una pequeña joya de orfebrería que hará disfrutar a todo lector que se acerque, sea invidente o no.
El libro negro de los colores
Según Tomás, el color amarillo sabe a mostaza, pero es suave como las plumas de los pollitos. El rojo es ácido como la fresa y dulce como la sandía, pero duele cuando se asoma por el raspón de su rodilla.