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"10 de enero de 1929. Comienza, en el número 11 del Petit Vingtième, Tintín en el país de los soviets. Hergé crea su personaje para escapar al guionista de Flup, Nénesse... ¡y nadie protestará por ello!"
Conversaciones con Hergé
Sadul, Numa
Barcelona: Juventud, 1986
Las aventuras de Tintín constituyen una de las sagas de cómic más populares de la historia, con más de 250 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo. Desde su nacimiento, en enero de 1929 y en el seno del suplemento infantil de un periódico belga, las hazañas del reportero (que apenas ejerció como tal) han cautivado a todo tipo de lectores.
El personaje, creado a imagen y semejanza (según declaró el propio Hergé en su día); de Paul Remi, hermano del guionista y dibujante, también estaba influenciado por otras creaciones anteriores del artista belga, como el boy-scout Totor (1926)
En aquel lejano invierno, el héroe de flequillo imperturbable y su mascota, un fox-terrier inmaculado llamado Milú, partían de Bruselas con destino a Rusia. Empezaban de esta manera la primera de las aventuras que se prolongarían durante más de cuarenta años, hasta la muerte de su "padre".
Esa primera, y hoy polémica, excursión finalizará el 8 de mayo, con el regreso triunfal del muchacho, aclamado a su llegada a la estación del Norte de la capital belga. Al pie de la "foto" que el propio periódico publicó podía leerse: "A la derecha puede verse al señor Georges Remi (Hergé), redactor-jefe del Petit Vingtième". Tal vez el único "cameo" o "auto homenaje" que el dibujante aceptó a lo largo de su producción.
Aquel relato, en blanco y negro, aún tosco -muy cercano al estilo de George McManus-; y sin las características que harían famoso al estandarte de la denominada "línea clara", estaba basado en un libro bastante popular en la época, Moscou sans voiles ("Moscú sin velos", 1928), de Joseph Douillet. Narraba la incursión del reportero en la Rusia bolchevique, ofreciendo irónicas visiones de la vida cotidiana en el régimen comunista.
"Contrastando con la mayoría de los héroes nacidos anteriormente, al mismo tiempo y, sobre todo, después de él, Tintín es un héroe con cultura. Le gusta la aventura, pero con la condición de que no se refiera solamente a lo que él conoce, sino mayormente a las culturas de aquellos que él encuentra. La mayoría de los héroes de cómics no son más que referencias de una cierta forma de cultura occidental, sea violenta, débil, arquetípica o fantasmal. Están en representación, esbozos sorprendentes de la sociedad que los engendra, y los héroes de las culturas que se occidentalizan caen en el mismo defecto. Tintín representa menos de lo que él descubre. Curioso por naturaleza, no puede prescindir de las vivencias y de los objetos de los demás. Él no posee nada, pero se enriquece incesantemente de las diferentes culturas que atraviesa [...] en realidad es un intelectual que siente horror de vivir encerrado en una habitación y que colecciona en su memoria de papel sus referencias a las realidades que le son exteriores"
El Museo Imaginario de Tintín
Baudson, Michel
Barcelona: Juventud, 1996
Primeras viñetas de Tintín (1929) Fundación Moulinsart (c)
Hoy, 90 años después, Tintín se mantiene joven, no sabemos si aún reside en la impresionante mansión que su fiel Haddock heredó por sorpresa, o si habrá regresado a su modesto apartamento en el número 26 de la rue du Labrador. Sus aventuras, al contrario que las de los coetáneos Astérix y Obélix (gracias al permiso de Uderzo, el único superviviente del tándem creativo que dio vida a la pareja de irreductibles galos); o Spirou (cuyos derechos fueron siempre propiedad de la editorial Dupuis, por lo que han podido ser reinterpretados con gran éxito por todo tipo de prestigiosos autores), finalizaron con la muerte, en aquel fatídico 3 de marzo de 1983, de Hergé.
Actualmente la Fundación que lleva su nombre, conocida también como Moulinsart, a cuyo frente está la viuda de Remí, Fanny Rodwell, gestiona escrupulosamente el patrimonio (un tesoro del noveno arte), permitiendo pocas reinterpretaciones de la obra, como fue el caso de su adaptación a la gran pantalla en 2011 de la mano de dos tintinólogos confesos, Steven Spielberg y Peter Jackson, con la película Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio.
Sus andanzas siguen triunfando, con traducciones a más de 80 idiomas y adaptaciones a todo tipo de formatos (radio, teatro, televisión); siguen generando debates, estudios, tesis doctorales y desperando admiración en torno a esos 24 viajes (algunos sin salir de casa, gracias a Castafiore) que llevaron al mítico reportero alrededor del mundo e incluso al espacio (recordemos que pisó la Luna casi dos décadas antes de que los estadounidenses llegasen realmente al satélite en 1969).
¡Larga vida a Tintín!
[Tanto las imágenes del slide principal como del thumbnail son propiedad de Foundation Hergé-Moulinsart (c) Extraídas de la web oficial www.tintin.com]
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