En La reseña invitada del mes, profesionales de diversos ámbitos, lectores de LIJ y cómic compartirán sus recomendaciones a través de Canal Lector.
Beatriz Bejarano del Palacio, (Madrid)es editora y promotora de la lectura, además de colaborada habitual de la Revista Babardesde hace años. Nos propone El Legado de Catherine Elliot para inaugurar esta nueva sección:
Al igual que a todas las mujeres de esta historia, El legado de Catherine Elliot me ha atrapado desde la primera página, desde la portadilla, más bien, y no he podido parar de leerlo hasta terminar. Como todas ellas.
La historia comienza en la Inglaterra del siglo XIX con Catherine, una joven y talentosa escritora que después de publicar con gran éxito varias obras bajo pseudónimo masculino, se planta y decide que la siguiente la firmará con su nombre real: Catherine Elliot. Así comienza el recorrido a través del tiempo y de las manos de sus lectores. Qué maravilloso viaje por la literatura, la historia y el amor por los libros desde todas las partes que intervienen en el proceso de creación de una obra, desde que la idea cobra forma en la mente de una escritora, hasta el momento de elegir la imagen de cubierta y el tipo de papel para su impresión.
El libro es protagonista absoluto y al mismo tiempo, hilo conductor, nexo de unión y testigo mudo de las vidas detrás de las manos que lo manejaron en el transcurso de los años. Pero es que además es un alegato en defensa de la autodeterminación, una fuente de inspiración para cualquiera que quiera sumergirse en él y, sobre todo, una invitación a ser fiel a una misma, algo no siempre fácil en los tiempos que corren.
El poder de la literatura y el respeto a los libros como preciadas posesiones subyacen en el texto con fuerza y las preciosas y sugerentes ilustraciones de Esther Gili realmente consiguen que te conviertas en Catherine, Vera, Margaret o cualquiera de los otros personajes: su libro es tu libro. Imagen y texto forman un binomio perfecto, inseparable, un regalo ideal para escritoras, bibliotecarias, libreras, editoras y, por supuesto, lectoras.
