El ilustrador Emilio Urberuaga (Madrid, 1954) está considerado uno de los más importantes de las últimas tres décadas y su obra es un claro referente para gran parte de los nuevos artistas que desembarcan en la literatura infantil y juvenil.
Aunque nunca se consideró escritor, ya que a su juicio solo hace libros con imágenes a los que pone texto, descubrió la posibilidad de ilustrar sus propios textos cuando asistió por primera vez a la feria del libro infantil de Bologna, al comienzo de su carrera. Allí se dio cuenta de que era algo habitual en el mundo anglosajón. Una experiencia que le ha servido para "ser más humilde y más comprensivo con las dificultades de los autores".
Los primeros trabajos de Emilio en el mundo de la ilustración se remontan a 1982. Aunque su gran momento de popularidad llegó con los trabajos desarrollados para la serie Manolito Gafotas, el personaje creado por Elvira Lindo (ha ilustrado todos los libros de la colección, además de otros trabajos de la escritora); durante su carrera ha experimentado otros campos de las artes plásticas, como el grafismo, el grabado o la estampación.
Un simpático cameo de Emilio Urberuaga en Cúper es así (con Montse Ganges, editado por Combel)
Sus creaciones se pueden encontrar en el Gabinete de Estampas de la Biblioteca Nacional de España, la Fundación Juan March, el Museo del Dibujo Castillo de Larres y el Museo del Milenario de Sofía (Bulgaria), entre otros sitios. Urberuaga es, asimismo, el único ilustrador español cuya obra está representada en el Chihiro Art Museum de Tokio. En 2011 le fue concedido el Premio Nacional de Ilustración por el conjunto de su obra. Con anterioridad ya había sido reconocido con distinciones como el Premio CCEI de Ilustración, el Premio Crítica Serra d'Or o la inclusión en la prestigiosa lista White Ravens de la Internationale Jugendbibliothek de Munich.
Alterna su labor artística con la enseñanza, ejerciendo como profesor en talleres de ilustración, una faceta en la que se siente muy a gusto porque "aparte de estar activo y saber lo que están haciendo los más jóvenes", cree que es una forma de compensar lo que ha recibido.
Entre sus obras favoritas destaca La selva de Sara (1991), porque es el primer libro en el que hizo el texto y estaba dedicado a su familia. También Hilda, la oveja gigante, el primero que escribió e ilustró y tuvo éxito en el ámbito internacional, un título que, al margen de su calidad, le dio "un empujón interior".
Esta fue la entrevista que mantuvimos con él a su paso por Canal Lector en 2013. Recuperamos sus reflexiones y opiniones para que las disfrutes desde casa y encuentres nuevos matices a la hora de repasar cualquiera de sus títulos. Alguno seguro que tienes en tu biblioteca familiar...
