Adolfo Serra nació en Teruel en 1980, es ilustrador, escritor y profesor. Técnico Superior de Artes Plásticas y Diseño en Ilustración por la Escuela de Artes y Oficios ArteDiez (Madrid), y licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la UCM (Universidad Complutense de Madrid): desde hace ya varios años se dedica en exclusiva a su pasión desde niño, creando historias y dibujando en proyectos a solas y con otros autores principalmente en el campo de la literatura infantil y juvenil.
Sus trabajos han formado parte de exhibiciones y catálogos en eventos tan importantes como Bologna Children´s Book Fair (Italia), Bienal de Ilustración de Bratislava (Eslovaquia), Sharjah Childrens Book Fair (Emiratos Árabes), Catálogo Iberoamericano de Ilustración (México), CJ Picture Book Awards (Corea), Mostra Internazionale d’Illustrazione per l’Infanzia Sàrmede (Italia) o China Shanghai International Children’s Book Fair (China).
Diseñó las ilustraciones de La última función, de Mónica Rodríguez, obra que logró el primer premio del XXX Concurso de Narrativa Infantil Vila d'Ibi en 2011 y editado por Anaya.
Parte de su actividad profesional se dedica al desarrollo de talleres y laboratorios de creatividad vinculados con la ilustración y el dibujo (su curso en la plataforma Domestika es uno de los más demandados).
Mantuvimos una conversación con Adolfo hace unos años, a su paso por la redacción en Matadero Madrid, y nos dejó interesantísimas reflexiones sobre los nuevos escenarios de la lectura, el proceso formativo que debe recorrer un profesional de la ilustración o las dificultades a las que estos artistas se enfrentan cuando reinterpretan los clásicos, entre otros temas, puedes ver la entrevista íntegra aquí:
La ilustración para Serra viene a ser la creación de instantáneas estáticas que cobran vida a los ojos del lector, pero esa creación requiere una curiosidad en formación y movimiento permanentes. Así lo ha demostrado en títulos como Caperucita Roja, (Narval); Juan Sin Miedo, en inglés y en español (Edelvives); o en ilustraciones a partir de textos de Rudyard Kipling.
“Su versión [de Caperucita Roja] añade dos detalles muy sugerentes. El Lobo, neurotizado por todo lo rojo, y el bosque, que es presentado como la propia piel del lobo. El lobo es bosque y camino a casa de la Abuelita”, afirmaba Fernando Vidal en Cuaderno del Cíclope.
Como contaba también en una entrevista en el blog Mascapáginas, de pequeño devoraba sin descanso historias heredadas, “Y digo devoraba porque literalmente había mordiscos en los libros y muchos rayajos de colores. Eran libros de mi hermano mayor y yo no sabía leer, pero sí me fijaba y pintaba. Luego recuerdo libros de Roald Dahl y Quentin Blake, El pirata Garrapata, La isla del tesoro, La princesa prometida...”
Aquella herencia e influencias se perciben en la trayectoria de uno de los ilustradores más interesantes del panorama actual en España.
