En esta «fábula de magia medieval» el anciano Thorston, un avezado alquimista, sueña con fabricar las piedras que le devuelvan su añorada juventud. El secreto está en un libro llamado El libro sin palabras, pero algo sale mal y Thorston está al borde de la muerte. Mientras tanto, su ambicioso cuervo Odo y su criada Sybil creen que el alquimista ha encontrado el secreto para fabricar oro. El alcalde de Fulworth, la dueña de la botica y el anciano monje Wilfrid intervienen en el caso. Este último será el encargado de enterrar para siempre El libro sin palabras. En esta «fábula de magia medieval» el anciano Thorston, un avezado alquimista, sueña con fabricar las piedras que le devuelvan su añorada juventud. El secreto está en un libro llamado El libro sin palabras, pero algo sale mal y Thorston está al borde de la muerte. Mientras tanto, su ambicioso cuervo Odo y su criada Sybil creen que el alquimista ha encontrado el secreto para fabricar oro. El alcalde de Fulworth, la dueña de la botica y el anciano monje Wilfrid intervienen en el caso. Este último será el encargado de enterrar para siempre El libro sin palabras.

El libro sin palabras. Una fábula de magia medieval

Era una helada noche de invierno del año 1046. Una niebla densa como el algodón, fría y húmeda como la mano de un muerto, ascendió lentamente desde el río Scrogg hasta la antigua ciudad de Fulworth. La niebla se asentó sobre la villa como una gélida mortaja que envolvió las calles embarradas y los sinuosos callejones desde la puerta Oeste a la puerta del Obispo, desde el muelle de Las Tres Ratas, en las decadentes orillas del río, a la catedral de San Osyth, en el centro de la población. Se adhirió a las murallas de la ciudad, en buena parte desmoronadas; intensificó el pestilente olor a heno podridos y desechos de animales muertos.