La balada de las landas perdidas
Una de las costas de Eruin Duela... El horizonte, invadido por la bruma, y luego, de pronto, resuena el cuerno de un navío...
-No se oye nada. ¿No sería mejor dejarlo y marcharse?
-¿Y perder una nueva esperanza? El viaje se hace cada vez más peligroso... Puede que éste sea el último...
-No, amigo mío, hemos de saber a qué atenernos.
-Capitán, ¿cuánto falta para que la bruma se disipe a nuestras espaldas?
-Despejará dentro de dos horas...
-Dos horas... Nos sobra para alcanzar los Dientes de Orlando.
-¡No lo dirás en serio! Es muy arriesgado. Nos pillarán como a una pandilla de rapaces...
¿Y qué? ¿Acaso no venimos en busca de un rapaz?