Magia de una noche de verano
Lilian, el hada violeta, se mecía inquieta en la hoja de un sauce. Era más pequeña que la uña del dedo meñique y tenía la piel suave, alas aterciopeladas y el cabello brillante. Una bonita hada irlandesa concebida para revolotear de flor en flor, reír alegremente y bailar sin descanso durante las largas noches de verano en los frondosos bosques de Wicklow, allá donde nace el río Slaney y no muy lejos de la cima del monte Tallaght.
Pero Lilian siempre se había sentido diferente a sus compañeras. No compartía con ellas su talante frívolo ni su espíritu mentiroso. Cuando el sol de verano asomaba entre los viejos olmos cubiertos de musgo, Lilian se entristecía.