Stink y el Gran Cobaya Express
¡Golpe! ¡Roce! ¡Chillido!
Stink no podía ver nada mientras acarreaba una enorme torre de cajas de cereales hasta la puerta de la casa de Webster.
–¡Ding-dong! –llamó.
–¡Guao! –exclamó Webster–. Venga. Entra. Sofía ya está aquí. Esto va a ser lo más divertido del mundo mundial.
–¿Cuántas cajas de cereal has recopilado? –Preguntó Sofía.
–Más de diez.
–Yo no he traído más que una de Cheerful O’s –dijo Sofía de los Elfos–. Mi padre dice que son muy buenos para el corazón.