Cinco ovejitas

–¡Mamáaa...! ¡No puedo dormir! –se quejaba el lobo chico.
–Cuenta ovejas, verás como te duermes –contestó mamá loba.
El lobo chico se quedó pensando...
–Sólo sé contar hasta cinco –dijo.
Y empezó a contar... Una... Dos... Tres... Cuatro... Cinco... Pero claro... no se durmió. Cinco ovejas son muy pocas para dormirse. Y empezó de nuevo... Una... Dos... Tres... Cuatro... Cinco...