Cuentos escogidos
El hijo del Rey iba a casarse. Con este motivo se celebraban grandes festejos. Un año entero estuvo esperando a su prometida. Era una princesa rusa que había hecho el viaje desde Finlandia en un trineo tirado por seis renos con la forma de un gran cisne dorado y, entre cuyas alas, iba acostada la Princesa. Un largo manto de armiño caía recto sobre sus pies. Llevaba en la cabeza un gorrito de tisú de plata y su rostro era tan pálido como el palacio de nieve en el que siempre había vivido.