El puente roto
Un día en el patio del colegio habían dicho: «Pito, pito, gorgorito, coge a un negro del dedito», y todos habían mirado a Ginny y se habían reído. A partir de entonces la llamaron Pito Pito. En la bañera le dijo a su padre que la lavara más fuerte.
–¿Por qué? –preguntó él–. Estás limpia como una patena.
–Estoy sucia –dijo ella.
–No estás sucia, tontina.
–Pero no soy igual que ellos. Quiero ser del mismo color. Me llaman Pito Pito.
–Eres justo del color apropiado para ti, y ellos son del color apropiado para ellos –explicó su padre.