Por haber nacido niña, Atalanta, hija de un rey, fue abandonada en el monte. Se salvó gracias a que una osa la crió, y más adelante la diosa Diana en persona la adiestró en la caza. Pero llegó el día en que quiso conocer a los suyos, los humanos, y demostrarles que valía tanto o más que cualquiera de los héroes famosos. Llegó a correr aventuras junto a los más valientes y audaces: Teseo, el vencedor del Minotauro; Jasón, que buscaba el vellocino de oro, y el más forzudo de todos, el noble Hércules. Atalanta, un personaje secundario de la mitología griega, pasa a adquirir la talla de una gran protagonista al superar las adversidades de sus orígenes y encarnar los valores más nobles, la valentía y la grandeza de corazón. De la mano de un narrador ameno, cálido e implicado con los lectores, la muchacha se convierte también en el hilo conductor de varios episodios mitológicos que adquieren la cualidad de la cercanía, ya que por encima de lo épico y lo fantástico se resalta en ellos la vertiente más humana de los personajes.
Por haber nacido niña, Atalanta, hija de un rey, fue abandonada en el monte. Se salvó gracias a que una osa la crió, y más adelante la diosa Diana en persona la adiestró en la caza. Pero llegó el día en que quiso conocer a los suyos, los humanos, y demostrarles que valía tanto o más que cualquiera de los héroes famosos. Llegó a correr aventuras junto a los más valientes y audaces: Teseo, el vencedor del Minotauro; Jasón, que buscaba el vellocino de oro, y el más forzudo de todos, el noble... Seguir leyendo
Atalanta
De la madre de Atalanta sólo sabemos que era una reina, pero una reina desdichada porque no podía dar un hijo al rey, un heredero al trono.En aquellos tiempos, en Grecia, no había ciudad, grande o pequeña, que no tuviese su rey, su reina, sus príncipes.Aldeas perdidas en un rincón del mundo o en una revuelta de la costa tenían un palacio con su corte, así como en nuestros pueblos más pobres hay una iglesia con su campana.