El terrible pirata Barba de Fuego
Aquella mañana, los Lobitos de Mar habían salido a pescar la famosa especialidad de la escuela de Piratas: ¡las pringosas medusas de la Mar Caldosa!
–¡Nunca un lenguado, un arenque o una sardina! –refunfuñaba Antón, el niño más quejica de la tripulación–. Sólo medusas, medusas y más medusas...
–Bueno, no te olvides de los mejillones –intervino Babor, uno de los fortachones hermanos noruegos–. A veces hasta me como sus crujientes cáscaras vacías, nam, ñam, ñam, ¡qué delicia!