La sabiduría acerca de la vida se filtra en este cuento popular que procede de China y explica cómo se separaron los caminos del felino doméstico y el salvaje. El ilustrador japonés lo hace suyo y aporta además unas bellas imágenes de corte clásico que reflejan toda la gracia de movimientos de los felinos. Como suele suceder en los cuentos tradicionales, el más pequeño vence a base de astucia al poderoso, un mensaje reconfortante para los pequeños.
La sabiduría acerca de la vida se filtra en este cuento popular que procede de China y explica cómo se separaron los caminos del felino doméstico y el salvaje. El ilustrador japonés lo hace suyo y aporta además unas bellas imágenes de corte clásico que reflejan toda la gracia de movimientos de los felinos. Como suele suceder en los cuentos tradicionales, el más pequeño vence a base de astucia al poderoso, un mensaje reconfortante para los pequeños.
El tigre y el gato
Érase una vez un tigre y un gato que vivían en una montaña. En esos tiempos, el tigre no era como hoy en día; era tontorrón y no sabía cazar. Por eso, los animales, lejos de temerle, siempre se burlaban de él:
–¡Qué tonterías hace, señor tigre!
El gato era todo lo contrario del tigre. Era rápido y virtuoso en la caza. Bastante más pequeño que el tigre, iba a la montaña cada día y capturaba muchas presas.Cada vez que el tigre le veía, pensaba: «Aaaaah, cómo me gustaría a mí ser también un buen cazador...»