El fugitivo de Borneo
Aquel año nuestra madre nos envió a un colegio asqueroso y repugnante. Al poco tiempo de estar allí, mi hermano y yo tuvimos una pelea terrible con la banda que mandaba en aquel colegio, la banda de Los Murciélagos Negros, que tuvo terribles consecuencias para nosotros, sobre todo para mí. Los jefes de esa banda eran un tal Loren y su amigo Rufino. Los dos eran odiosos, escoria. Loren era gordo y grasiento, con una cabeza muy pequeña y ojos que parecían canicas chupadas; y Rufino flaco y con la costumbre de escupir.