Katherina Thails, Kat, es una famosa cineasta, y junto a su hija Noa, su amigo Gilbert y su gato Hitchcock, alquila para un rodaje, y de manera indefinida, una vieja mansión en un pueblo perdido, a la que Noa llamará Whisper. La casa tiene más de quinientos años... y un misterio encerrado en el desván. O eso se desprende de un juego de espiritismo que la joven realiza con David, un chico del pueblo del que se enamora.
Katherina Thails, Kat, es una famosa cineasta, y junto a su hija Noa, su amigo Gilbert y su gato Hitchcock, alquila para un rodaje, y de manera indefinida, una vieja mansión en un pueblo perdido, a la que Noa llamará Whisper. La casa tiene más de quinientos años... y un misterio encerrado en el desván. O eso se desprende de un juego de espiritismo que la joven realiza con David, un chico del pueblo del que se enamora.
Whisper
Cuando Kat dejó la carretera federal flanqueada de bosques y enfiló la estrecha carretera, Noa vio la aldea por primera vez. Se encontraba a sus pies, incrustada en campos de trigo de un amarillo pálido y tupidas praderas. Parecía como si un silencio irreal la rodeara. En el aire, pendía un olor a lluvia, a pesar del cielo azul y la ausencia total de viento y de que, junto a ellos, no se moviera ni un solo tallo de la crecida hierba. Todavía años más tarde, Noa se acordaría de esa primera impresión, aquella mezcla extraña de expectativa y disgusto que en aquel momento se apoderó de ella y en lo que sucedió segundos más tarde.