Pocahontas

Me habían abandonado. Alguien me había tendido sobre la arena, a la orilla del río, y se había ido. Tras la tibieza de un cuerpo, el vacío. Lo recuerdo bien.Yo me quedé allí tranquila, pataleando. ¿Qué otra cosa podía hacer? Tenía pocas lunas de vida y el paso del tiempo todavía no era una presión dolorosa, sino un fluir apacible, como las aguas del Potomac.