Piratas
El barco pirata se deslizaba con ligereza empujado por el oleaje proveniente del mar de China. Ya eran más de las doce. Allá arriba, la luna jugaba al escondite entre los nubarrones que dominaban a diez mil pies de altura la noche malasia. Al sur, en dirección a Singapur destellos de relámpagos parpadeaban esporádicamente, como un rótulo de neón defectuoso. El viento era racheado. Soplaba en cálidas ráfagas intermitentes sobre las montañas de Sumatra y descendía luego cruzando el estrecho de Malaca.