Simple es un niño de veintidós años, con una edad mental de tres. Es inseparable del señor Pimpinejo, un conejo de peluche que es su álter ego, y siempre está en busca de hombrepillos que se esconden en los teléfonos. Su hermano, Kléber, tiene sólo diecisiete años, está acabando el bachillerato, buscando el amor… y se ocupa de él porque su padre quiere internarlo en una residencia que Simple odia. Kléber se enfrenta a una gran responsabilidad que acepta de buen grado y, aunque a veces se canse de las ocurrencias de su hermano, no van a faltarle amigos para ayudarle. Un historia conmovedora para reflexionar sobre la responsabilidad, la tolerancia y el amor.
Simple es un niño de veintidós años, con una edad mental de tres. Es inseparable del señor Pimpinejo, un conejo de peluche que es su álter ego, y siempre está en busca de hombrepillos que se esconden en los teléfonos. Su hermano, Kléber, tiene sólo diecisiete años, está acabando el bachillerato, buscando el amor… y se ocupa de él porque su padre quiere internarlo en una residencia que Simple odia. Kléber se enfrenta a una gran responsabilidad que acepta de buen... Seguir leyendo
Simple
En el que el señor Pimpinejo revienta el móvil
Kléber miró de soslayo a su hermano. Simple imitaba todo el rato, a media voz, el sonido de las puertas del metro al cerrarse: «Piii... clap». En la estación acababa de subirse un hombre y se sentó junto a Kléber. Sujetaba con correa un pastor alemán. Simple se removió en el asiento.
–Hay un perro –dijo.