Esta divertida historia coreana tiene el sabor de los cuentos tradicionales orientales pero un olor mucho más fuerte. Se trata de la escatológica historia de un niño bastante vago al que su madre convence para trabajar y que emprende la tarea con tantas ganas que consigue, gracias a unas grandes cantidades de abono, el árbol de sésamo más grande de la región, lo que le proporciona mucho aceite con el que, de una muy extraña manera, se hará rico. Un relato de fantasía y un alegato contra la pereza o, quizás, a favor de la suerte.
Esta divertida historia coreana tiene el sabor de los cuentos tradicionales orientales pero un olor mucho más fuerte. Se trata de la escatológica historia de un niño bastante vago al que su madre convence para trabajar y que emprende la tarea con tantas ganas que consigue, gracias a unas grandes cantidades de abono, el árbol de sésamo más grande de la región, lo que le proporciona mucho aceite con el que, de una muy extraña manera, se hará rico. Un relato de fantasía y un alegato contra la pereza o, quizás, a... Seguir leyendo
Tantos tigres atados...
Hubo una vez un chico muy perezoso. Era tan perezoso que cada día comía en el fondo izquierdo de su habitación y ensuciaba en el fondo derecho... Comía en el fondo izquierdo de su habitación, ensuciaba en el fondo derecho... Y nunca trabajaba. Un día, su mamá no pudo aguantarlo más. «Los otros chicos trabajan la tierra, traen leña. En cambio tú, comiendo en un lado de tu habitación y ensuciando en el otro, ¿no sabes hacer nada más?» El perezoso niño contestó, «Es que no tengo azadón...»