Pensar por cuenta propia, asumir riesgos, no tener miedo, no dejarse influir por la opinión de los demás... Tal es el mensaje activo y atrevido que la autora transmite a través de las ovejas, animales que representan tradicionalmente la condición de seres gregarios. La singularidad de Carlota, con su fuerte personalidad, supone en este caso la salvación de su pequeña comunidad. Las brillantes ilustraciones de colores intensos se avienen a la perfección con el interesante argumento.Pensar por cuenta propia, asumir riesgos, no tener miedo, no dejarse influir por la opinión de los demás... Tal es el mensaje activo y atrevido que la autora transmite a través de las ovejas, animales que representan tradicionalmente la condición de seres gregarios. La singularidad de Carlota, con su fuerte personalidad, supone en este caso la salvación de su pequeña comunidad. Las brillantes ilustraciones de colores intensos se avienen a la perfección con el interesante argumento.
La oveja Carlota
Nadie sabía por qué Carlota era distinta a todos los demás. Pero lo fue desde el principio. Mientras los demás corderos se quedaban tranquilamente al lado de sus madres, Carlota brincaba sobre palos y piedras. Charly, el viejo perro guardián, le enseñaba a veces los dientes. Pero ella no le tenía miedo.