He jugado con lobos
Corrían los tiempos duros de la posguerra cuando el padre de Marcos, vendió a su hijo, entonces un niño de seis años, a un terrateniente para que lo empleara como cabrero en lo más aislado del monte. Damián, el viejo cabrero, le enseñó las artimañas necesarias para sobrevivir en aquellos parajes solitarios. Cuando el anciano desapareció un día, Marcos se quedó solo en su cueva ya no tuvo más amigos que los animales: una zorra, una culebra, una familia de ratas, los lobos... Cuenta que de todos se ocupaba y que entre todos le cuidaban. Y que entenderse con los animales era más fácil que hacerlo con las personas. La experiencia como niño salvaje de Marcos, que vivió solo 13 años en Sierra Morena, fue recogida por Janer Manila como tema de su tesis tiempo atrás. La conmovedora historia que oyó de labios del propio Marcos ha ido asentándose hasta cristalizar en novela mediante una sutil y delicada elaboración literaria. La voz del protagonista, ya adulto, va desgranando sus recuerdos de forma desordenada, soldando realidad y fantasía, al revelar la existencia de un ser humano frágil y sensible, marginado con crudeza, que encuentra en la naturaleza y entre los animales el único lugar amable que lo acoge.
Corrían los tiempos duros de la posguerra cuando el padre de Marcos, vendió a su hijo, entonces un niño de seis años, a un terrateniente para que lo empleara como cabrero en lo más aislado del monte. Damián, el viejo cabrero, le enseñó las artimañas necesarias para sobrevivir en aquellos parajes solitarios. Cuando el anciano desapareció un día, Marcos se quedó solo en su cueva ya no tuvo más amigos que los animales: una zorra, una culebra, una familia de ratas, los lobos... Cuenta que de todos se... Seguir leyendo
He jugado con lobos
Nunca he sido un lobo. Ni lo he sido, ni lo soy ahora, a pesar de que conviví con lobos. No sé si llegamos a ser amigos. A veces me habría gustado ser un lobo; andar como los lobos –la cola tiesa, la mirada despierta, las orejas tensas–, correr como ellos, husmear como ellos y agujerear la oscuridad con los ojos. Quizás me habría gustado formar parte de su clan, percibir que me aceptaban en su familia; saber que su espacio, abierto y vasto, era también el mío: desde el arroyuelo que nacía allí cerca, en el fondo del valle, en una quebrada de las rocas, hasta el extremo de los bosques, al otro lado de las montañas.
Título: |
He jugado con lobos |
Autor: |
Gabriel Janer Manila |
Traducción: |
Alícia Mulet |
Editorial: |
La Galera |
|
Barcelona, 2010 España |
Págs: |
166 |
Soporte: |
Papel |
ISBN: |
978-84-246-3650-0 |
Seleccionado por: |
Fundación Germán Sánchez Ruipérez |
Edad recomendada:
De 12 a 14 años |
Este libro trata de:
Relación hombre-animal, Vida rural, Supervivencia, Trabajo infantil, Pobres, Soledad, España-Historia-1939-1955 (Postguerra), Problemas familiares, Aprendizaje, Crítica social, Adolescentes, Niños salvajes, Animales |
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