Me llamo barro
Me pregunto cómo habría sido Miguel. Olvido el nombre de la carretera. Atraviesa paisaje y luz. Me lleva a ti. A tu tierra. A tu barro. A tu sombra última. «¡Primavera levantina! ¡Olor de los azahares retrasados!» El paisaje, aunque nunca estuve, lo conozco todo. Lo recuerdo de sus estrofas, como a un viejo amigo. He visto tus rostros. De niño, de joven, de pastor, de hombre primero, y sí, vi el último: unos ojos abiertos.