El futuro robado
Comienzo a escribir esto en un viernes oscuro, uno de los días más tristes de mi vida, a falta de otra cosa mejor que pueda hacer. Hoy es 17 de diciembre de 2077. Tengo la cabeza llena de dudas y de incertidumbres y me siento como una extraña en casa ajena. Escribo desde mi soledad inesperada y forzosa, en el mismo ordenador de mis amigos Sheila y Said, en su casa, el hermoso molino situado sobre el río del que tanto me habían hablado y que yo tanto deseaba conocer.