Las verdaderas confesiones de Charlotte Doyle
No cualquier joven de trece años es acusada de asesinato, llevada a juicio y declarada culpable. Pero yo era precisamente esa niña, y merece la pena contar mi historia incluso aunque sucediera años atrás.
Queda avisado el lector, de todas formas, de que esto no es una historia de chico malo, o de Lo que hizo Katy. Si le ofenden las ideas fuertes y la acción, no siga leyendo. Encuentre otro compañero con el que compartir su tiempo libre. Por mi parte, sólo intento contar la verdad tal y como la viví.
Pero antes de que empiece a relatar lo que sucedió, ha de saber algo sobre cómo era yo en el año 1832, cuando estos hechos acontecieron. En aquel tiempo...