Gimmeacall
Estoy sentada junto a la fuente circular del Stonybrook Mall, con ganas de levantarme, devolver el reloj de Bryan y marcharme a casa; y en cambio tengo los ojos clavados en el escaparate del Sunrise Skin and Tanning Salon, que exhibe un póster de una mujer sin arrugas y el eslogan «Retroceda en el tiempo».