En este segundo volumen de la trilogía que empieza con Una historia familiar la joven protagonista madura de resultas de las tensiones que afectan a sus padres y se vuelca en su hermano, el más afectado por la separación. Con la frescura y la energía que la caracterizan, Christine Nöstlinger pulsaba a comienzos de los años ochenta los puntos neurálgicos de las relaciones juveniles y de los conflictos familiares y escolares. Su modo de abordarlos abiertamente, con actitud crítica y un ácido y saludable sentido del humor, proporciona un vigoroso retrato social comprometido con su tiempo.
En este segundo volumen de la trilogía que empieza con Una historia familiar la joven protagonista madura de resultas de las tensiones que afectan a sus padres y se vuelca en su hermano, el más afectado por la separación. Con la frescura y la energía que la caracterizan, Christine Nöstlinger pulsaba a comienzos de los años ochenta los puntos neurálgicos de las relaciones juveniles y de los conflictos familiares y escolares. Su modo de abordarlos abiertamente, con actitud crítica y un ácido y... Seguir leyendo
Gretchen se preocupa
Margarethe Maria Sackmeier, llamada Gretchen, tenía quince años de edad, ojos de un tono gris profundo como las piedras de un río, el cabello castaño claro y una diminuta nariz de bebé. Medía un metro sesenta y seis centímetros de altura y pesaba cincuenta y seis kilos. Si Uschi 1 y Uschi 2 (Uschi Meier y Uschi Col) que se sentaban delante de Gretchen en la clase, continuaban diciendo cuando hablaban de ella «Gretchen la gorda», se debía únicamente a la lenta capacidad de apreciación de ambos Uschis. Lo cierto es que el año pasado Gretchen sí estaba gorda como una bola. Medía seis centímetros menos y en cambio pesaba seis kilos más.