La partitura rota
Las rodillas, la espalda, las muñecas, los hombros, el cuello... ¡Me cruje todo el cuerpo!
—¡Merde! Ya hablo sola. Terminaré tumbada en el sillón de un loquero antes de los treinta. ¡Ocho días de nada! Maldita historia, dejo de tocar ocho días y tengo que empezar de cero. Y con este dolor de cuello, de espalda, de brazos... ¡De alma!