Al pobre vampiro Ladislao, o le tienen miedo o se ríen de él porque sus colmillos no están afilados y sólo hacen cosquillas. Y todo porque no consigue que alguien le afile las herramientas que usa para alimentarse...: nadie se compadece de él. Un cuento divertido y enternecedor, envuelto en una atmósfera triste y oscura gracias a las excelentes ilustraciones de Fernando Falcone, que da vida a un vampiro inolvidable y conmovedor. La vida de un vampiro puede ser difícil, porque es un ser incomprendido.
Al pobre vampiro Ladislao, o le tienen miedo o se ríen de él porque sus colmillos no están afilados y sólo hacen cosquillas. Y todo porque no consigue que alguien le afile las herramientas que usa para alimentarse...: nadie se compadece de él. Un cuento divertido y enternecedor, envuelto en una atmósfera triste y oscura gracias a las excelentes ilustraciones de Fernando Falcone, que da vida a un vampiro inolvidable y conmovedor. La vida de un vampiro puede ser difícil, porque es un ser incomprendido.
El vampiro Ladislao
El vampiro Ladislao abrió su ataúd y se desperezó. A continuación, se lavó la cara y los dientes, se peinó, se pusó colonia de la buena y llamó por teléfono.
—Este es el contestador automático de la clínica dental Dentiflor... Por la noche no trabajamos.
Ladislao soltó una palabra gorda como un balón de reglamento, se encaramó sobre la repisa de la ventana y, recitando la frase mágica, se transformó en un murciélago y se lanzó a volar.