El diablo en Madrid
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Podía notar los latidos de su corazón golpeando contra los papeles que llevaba apretados contra el pecho. La realidad se volvía real, allí mismo, delante de sus ojos, y el tenía el privilegio de verlo. Porque lo había reconocido. A pesar de los años transcurridos, de que vestía simples ropas de civil, de que sus ojos habían perdido el brillo metálico que los iluminaba en las fotografías, lo había reconocido.