La madre de Blanca la envía a pasar los últimos días de las vacaciones de verano al pueblo de sus padres, un pueblo perdido al que no va hace más de cuatro años, y que a Blanca no le hace ninguna gracia, ya que quiere quedarse cerca de sus amigas de siempre. Pero una mansión abandonada que alberga incontables y misteriosos secretos, será el escenario de aventuras intensas, que tendrán por protagonista a un fantasma muy particular.
La madre de Blanca la envía a pasar los últimos días de las vacaciones de verano al pueblo de sus padres, un pueblo perdido al que no va hace más de cuatro años, y que a Blanca no le hace ninguna gracia, ya que quiere quedarse cerca de sus amigas de siempre. Pero una mansión abandonada que alberga incontables y misteriosos secretos, será el escenario de aventuras intensas, que tendrán por protagonista a un fantasma muy particular.
Tormenta de verano
Había muchas cosas que a Blanca no le gustaban: no le gustaba que lloviera a la salida de clase y que su madre no estuviera en la puerta del colegio para recogerla a tiempo. No le gustaba levantarse temprano ni que hubiera fruta de postre. Tampoco le gustaba llevar a su hermano de la mano por la calle ni que los demás eligieran qué película ver en el cine. No le gustaba ir al dentista ni que su madre la amenazara con ponerle un aparato corrector en los dientes si no iba a por el pan los sábados por la mañana.