En la mansión de Canterville hay armaduras, ama de llaves, lóbregos pasillos y, por supuesto, un fantasma. Con la llegada de los nuevos habitantes la vida en ella se transforma en una sucesión de travesuras y consejos reparadores para Simón, el espectro, que se ve sorprendido por el poco éxito que cosechan sus recursos aterradores. Solo la pequeña Virginia se apiada de la pena con la que carga, ayudándole a recibir el descanso eterno. Esta nueva versión ilustrada esconde una divertida e ingeniosa parodia de los usos y costumbres de los americanos, en contraposición a las estrictas normas de vida británicas.
En la mansión de Canterville hay armaduras, ama de llaves, lóbregos pasillos y, por supuesto, un fantasma. Con la llegada de los nuevos habitantes la vida en ella se transforma en una sucesión de travesuras y consejos reparadores para Simón, el espectro, que se ve sorprendido por el poco éxito que cosechan sus recursos aterradores. Solo la pequeña Virginia se apiada de la pena con la que carga, ayudándole a recibir el descanso eterno. Esta nueva versión ilustrada esconde una divertida e ingeniosa parodia de los usos y costumbres de... Seguir leyendo
El fantasma de Canterville
Cuando el señor Hiram B. Otis, el ministro americano, adquirió la mansión deCanterville, todo el mundo le dijo que había hecho una tontería, pues no había duda deque el lugar estaba encantado. Incluso el propio Lord Canterville, hombre con gransentido del honor, se sintió en el deber de mencionar el hecho al señor Otis, cuandohablaron del contrato.