Sencilla historia de solidaridad y compañerismo en la que, una vez más, Carlota muestra un comportamiento independiente y atrevido, nada propio de lo que se espera de una oveja y a pesar de la censura de los ancianos del grupo. El gran formato del libro y las espléndidas ilustraciones que acompañan al texto meten de lleno al lector en una aventura que demuestra que los amigos no sólo están para jugar, también están cuando uno los necesita.
Sencilla historia de solidaridad y compañerismo en la que, una vez más, Carlota muestra un comportamiento independiente y atrevido, nada propio de lo que se espera de una oveja y a pesar de la censura de los ancianos del grupo. El gran formato del libro y las espléndidas ilustraciones que acompañan al texto meten de lleno al lector en una aventura que demuestra que los amigos no sólo están para jugar, también están cuando uno los necesita.
La Oveja Carlota y sus amigos
Carlota siempre fue una oveja muy especial: una pequeña salvaje que se subía a los árboles y saltaba por encima de los turbulentos arroyos. Incluso, a veces, trepaba a las más escarpadas rocas, por las que nunca una oveja había trepado. Hacía tiempo que las viejas ovejas habían mostrado su disgusto cuando veían todo lo que hacía Carlota.