Después de Caperucita, Kveta Pacovská se atreve con otra de las jóvenes más bellas de la literatura popular, Cenicienta. De nuevo la editorial elige el texto de los Hermanos Grimm, menos conocido que la versión de Perrault, para que esta afamada artista lo ilustre. Los juegos de colores y de luces que consigue con la incorporación de su gama de rojos y papeles de plata a modo de espejo, dinamizan la lectura. Un ejemplo de cómo la propuesta gráfica contribuye a renovar y modernizar una historia sin alterar su esencia.
Después de Caperucita, Kveta Pacovská se atreve con otra de las jóvenes más bellas de la literatura popular, Cenicienta. De nuevo la editorial elige el texto de los Hermanos Grimm, menos conocido que la versión de Perrault, para que esta afamada artista lo ilustre. Los juegos de colores y de luces que consigue con la incorporación de su gama de rojos y papeles de plata a modo de espejo, dinamizan la lectura. Un ejemplo de cómo la propuesta gráfica contribuye a renovar y modernizar una historia sin alterar su esencia.
Cenicienta
Èrase una vez, hace mucho tiempo, una mujer que estaba muy enferma y, presintiendo que se acercaba su fin, llamó a su única hija y le dijo: Hija mía querida: sé siempre bella de corazón, que yo te protegeré desde el cielo y no me apartaré de tu lado. Dicho esto, cerró los ojos y murió. La niña iba todos los días a visitar la tumba de su madre.