Hermanos como amigos
Burkhard camina lentamente entre la hierba, que le llega a las rodillas. Frank va detrás de él, cabizbajo y con las manos en los bolsillos. De vez en cuando levanta la vista para ver si a Burki se le ha pasado el enfado, pero la cara llena de arañazos de su hermano permanece indescifrable.
Frank ha hecho el ridículo: es un portero malísimo. Le han metido cinco goles, nada menos que cinco goles, que convirtieron los cinco a uno que iban ganando en seis a cinco a favor del equipo contrario.