Una mano tendida
Querido Félix:
Te sorprenderás de que sea precisamente a ti a quien escriba. Yo tampoco sé por qué. Pero tengo que contar a alguien todo esto; de lo contrario, todavía voy a explotar. ¿Te disgusta mucho ser ese alguien? En realidad, no un alguien cualquiera, porque si así fuera, no te escribiría a ti. Tú sabes escuchar bien, eso pienso.