La presencia
Adrián, de pie en el centro del comedor, echa un último vistazo a su alrededor sólo para estar seguro de que no se olvida nada.
-¿Y las muletas? ¿Las vas a dejar aquí? -pregunta Carla.
-¡Ostras, claro que no! Las tengo que devolver a Sandra Folgueroles.
Las coge. Ahora sí, ya no queda nada. Desconecta el contador de la luz y, con la mano en el pomo de la puerta, vuelve a quedarse parado.
-¿Te duele dejar el piso? -El tono de voz de Carla es muy suave.
-Dolerme, no, en absoluto. Sólo pensaba, al verlo así, tan claro y luminoso, que parece mentira lo que hemos pasado...