Raquel
No sé por dónde empezar, pero esta vez me he propuesto escribir un diario como debe ser. No me fío mucho de mí misma, porque ya es la tercera vez que lo intento. Me lo regalaron cuando hacía primero. Y empecé a escribirlo, muy disciplinada, prometiéndome que no me iría a dormir sin anotar algo. Pero era un rollo. Todos los días escribía lo mismo. Luego, cuando hacía tercero, lo volví a empezar. Arranqué las tres primeras páginas, que sólo decían chorradas, y, también a principio de curso, me juré que aquella vez sí –como el Barça, oye-, que sería cantidad de divertido leerlo más adelante.