Entre dos buenas rachas
Precisamente el 2 de marzo de 1944, no hace tanto tiempo en realidad, el doctor Nagel, un viejo y severo médico rural, se quejaba de que su hijo Laszlo era para él como un extraño.
-Laszlo es todo ardor y sentimiento-, le confiaba a la mañana en ciernes desde la ventana, mientras su mayordomo se esforzaba en anudarle la pajarita marrón.