El cartero, el zapatero, el jardinero y el panadero suben la escalera y van dejando los nombres de sus oficios y algunos objetos. Una carta, un par de zapatos, un ramo de flores y una barra de pan, ante la puerta del cuarto piso. Pero falta un personaje, la niña, quien dará un giro inesperado a la trama. Una historia con estructura sencilla y repetitiva acompañada de un juego de onomatopeyas que refuerzan la ilustración, dan un tono lúdico a la narración y permiten la participación del niño en todo momento.
El cartero, el zapatero, el jardinero y el panadero suben la escalera y van dejando los nombres de sus oficios y algunos objetos. Una carta, un par de zapatos, un ramo de flores y una barra de pan, ante la puerta del cuarto piso. Pero falta un personaje, la niña, quien dará un giro inesperado a la trama. Una historia con estructura sencilla y repetitiva acompañada de un juego de onomatopeyas que refuerzan la ilustración, dan un tono lúdico a la narración y permiten la participación del niño en todo momento.
La escalera
El cartero subió, subió, subió por la escalera.
Llamó a la puerta: ¡Din-don! ¡Din-don! No había nadie.
Dejó la carta en el suelo… … y bajó, bajó, bajó por la escalera.
El zapatero subió, subió, subió por la escalera. Llamó a la puerta: ¡Din-don! ¡Din-don! No había nadie.
Dejó los zapatos encima de la carta… …y bajó, bajó, bajó por la escalera.