Un cuento que lamenta no tener lectores, una silla vieja arrinconada en un almacén o un calcetín desparejado, son algunos de los personajes de estos doce cuentos. Historias cortas, cómodas de leer y variadas, en las que la imaginación prima y los niños tienen mucho protagonismo. Las ilustraciones, a página completa por cuento más otros elementos que los salpican, aportan atractivo a la edición. Escritora e ilustradora tienen importantes premios en Portugal.
Un cuento que lamenta no tener lectores, una silla vieja arrinconada en un almacén o un calcetín desparejado, son algunos de los personajes de estos doce cuentos. Historias cortas, cómodas de leer y variadas, en las que la imaginación prima y los niños tienen mucho protagonismo. Las ilustraciones, a página completa por cuento más otros elementos que los salpican, aportan atractivo a la edición. Escritora e ilustradora tienen importantes premios en Portugal.
El barco de chocolate
Érase una vez un cuento muy largo, tan largo que nadie lo quería contar. Vivía en un rincón de la biblioteca, muy triste de que nunca le prestaran atención. A veces, cuando venían amigos a la casa y decidían leer alguna historia para entretenerse, el cuento se erguía cuanto podía para conseguir que lo viesen. Pero si un niño decía: -Ese, ese no lo conozco. Rápidamente otro respondía: -No, ese no, que es muy largo.