Los mayores muchas veces sueñan y desean aquello que no tienen. Una niña, María, cuando oía a los adultos expresar sus deseos ella solamente decía que deseaba ser Filiberta. Nadie entendía a María, ni sus padres, ni sus abuelos, ni los profesores... ¿Quién era Filiberta? Los padres deciden visitar a unos doctores para que examinaran atentamente el caso. Estos concluyen que debían felicitar a la niña por desear ser Filiberta, el hada del cuento que estaba leyendo.
Los mayores muchas veces sueñan y desean aquello que no tienen. Una niña, María, cuando oía a los adultos expresar sus deseos ella solamente decía que deseaba ser Filiberta. Nadie entendía a María, ni sus padres, ni sus abuelos, ni los profesores... ¿Quién era Filiberta? Los padres deciden visitar a unos doctores para que examinaran atentamente el caso. Estos concluyen que debían felicitar a la niña por desear ser Filiberta, el hada del cuento que estaba leyendo.
Ser Filiberta
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UN DÍA DE ESOS en los que se usa la cabeza por encima de todo (nunca mejor dicho), al papá de María se le ocurrió decir:
-Quiero que me toque la lotería.
La mamá de María, mirándolo pensativa, le contestó:
-Ya. Y yo quiero mudarme a una casa con todas las comodidades...
Y María, que estaba sentada en la mesa hojeando un cuento, intervino:
-¡ Y yo quiero ser Filiberta!