Tapón, un niño muy bajito, acaba de mudarse a la calle de los Cañones. Al llegar conoce a su vecina Lise y al doctor Proctor, un profesor chiflado que inventa cosas disparatadas. Su última creación son unos polvos mágicos que provocan flatulencias monumentales. El trío decide venderlos a la NASA, pero una familia vecina intentará robar la patente para hacerse millonarios. El autor aprovecha el gusto de los niños por lo escatológico para ofrecernos una estupenda aventura cargada de humor.
Tapón, un niño muy bajito, acaba de mudarse a la calle de los Cañones. Al llegar conoce a su vecina Lise y al doctor Proctor, un profesor chiflado que inventa cosas disparatadas. Su última creación son unos polvos mágicos que provocan flatulencias monumentales. El trío decide venderlos a la NASA, pero una familia vecina intentará robar la patente para hacerse millonarios. El autor aprovecha el gusto de los niños por lo escatológico para ofrecernos una estupenda aventura cargada de humor.
El doctor Proctor y los polvos tirapedos
Era el mes de mayo y el sol se elevaba por encima de Oslo tras lucir un rato sobre Japón, Rusia y Suecia. Oslo es una capital bastante pequeña de un país bastante pequeño llamado Noruega. El sol iluminó enseguida un palacio amarillo también pequeño, en el que vive un rey que no manda mucho, y la Fortaleza de Akershus.