Un niño y su padre acuden al entierro del abuelo, con el que el padre parecía no llevarse muy bien. El padre no quiere entrar en la casa del abuelo pero, huyendo de unos cuervos que les atacan, entran en ella y ocurren fenómenos extraños. La casa quiere eliminarlos: el padre se hunde en la moqueta como si fueran arenas movedizas, el niño se ve engullido por la página de un periódico donde se cuenta un naufragio. El progenitor le cuenta que la casa tiene vida propia y que siempre tuvo celos de él y quiso eliminarlo. Por eso él y su madre se marcharon de allí y se trasladaron a otra vivienda, pero cada vez que regresaba ocurría igual: intentaba matarlo.
Relato de terror interesante y bien escrito, más bien adecuado para lectores a partir de 11 años. Las ilustraciones, si se miran a través de un plástico rojo, descubren dibujos inquietantes, el texto tiene una fuerza sobrecogedora.
Un niño y su padre acuden al entierro del abuelo, con el que el padre parecía no llevarse muy bien. El padre no quiere entrar en la casa del abuelo pero, huyendo de unos cuervos que les atacan, entran en ella y ocurren fenómenos extraños. La casa quiere eliminarlos: el padre se hunde en la moqueta como si fueran arenas movedizas, el niño se ve engullido por la página de un periódico donde se cuenta un naufragio. El progenitor le cuenta que la casa tiene vida propia y que siempre tuvo celos de él y quiso eliminarlo. Por eso... Seguir leyendo
La casa
Todo esto sucedió hace unos miles de años. Nunca había estado tan cerca de la muerte como aquel día de otoño en el que enterramos a mi abuelo. Llevábamos viajando toda la noche. Cientos de baches. Desde el asiento del autobús vi como el sol salía poco a poco. Conforme pasaban los kilómetros me parecía más raro aquel viaje. Demasiado largo. Me había dado tiempo de pensar en mil cosas que nunca antes se me habían pasado por la cabeza.