Alfie, a sus nueve años, no olvidará nunca el día en que cumplió cinco, porque fue el último cumpleaños que celebró y cuando empezó la Gran Guerra. Así que si antes soñaba con acompañar a su padre en el carro en su reparto de leche, ahora solo piensa en cómo ayudar a su madre, quien además de trabajar como enfermera en un hospital, debe lavar y planchar ropa para sobrevivir; y, sobre todo, en descubrir por qué su padre, que está en el frente, ha dejado de repente de escribir (lo de la "misión secreta" no le convence). Así que coge prestada la caja de lustrar zapatos de su vecino, el checo dueño de la tienda de golosinas (obligado a abandonar su casa por ser considerado alemán y espía) y se pone a trabajar de limpiabotas en la estación de King´s Cross. Allí, inesperadamente, se encontrará con el hilo del que tirar para conocer el paradero de su padre.
Alfie, a sus nueve años, no olvidará nunca el día en que cumplió cinco, porque fue el último cumpleaños que celebró y cuando empezó la Gran Guerra. Así que si antes soñaba con acompañar a su padre en el carro en su reparto de leche, ahora solo piensa en cómo ayudar a su madre, quien además de trabajar como enfermera en un hospital, debe lavar y planchar ropa para sobrevivir; y, sobre todo, en descubrir por qué su padre, que está en el frente, ha dejado de repente de escribir (lo de... Seguir leyendo
Quedaos en la trinchera y luego corred
Todas las noches, antes de dormirse, Alfie Summerfield intentaba rememorar cómo había sido su vida antes de la guerra. Pero cada día se le hacía más difícil recordarlo todo con claridad.
Los enfrentamientos habían comenzado el 28 de julio de 1914. Puede que otras personas no recordaran la fecha con tanta facilidad, pero Alfie no la olvidaría, porque era la fecha de su nacimiento. Había cumplido cinco años ese día, y sus padres le habían organizado una fiesta para celebrarlo, pero solo habían acudido unas pocas personas: la abuela Summerfield, que se sentó a llorar en un rincón con el pañuelo en la mano y empezó a decir. "Estamos acabados. estamos todos acabados", una y otra vez hasta que la madre de Alfie le dijo que si no se calmaba iba a tenr que irse; el Viejo Bill Hemperton, el vecino australiano de la casa de al lado, que tenía unos cien años y hacía un numerito con la dentadura postiza que consistía en sacársela de la boca y volver a metérsela sin utilizar nada aparte de la lengua; la mejor amiga de Alfie