Un enamoramiento muy particular sirve de base a Albanell y Monclús para construir una auténtica novela negra. Aquella chica que Romeo veía todos los días en el metro desaparece inesperadamente. Aunque no sabe nada de ella, intentará encontrarla por todos los medios y acabará metido en un enorme enredo. La novela mantiene la tensión hasta el final gracias a la magistral dosificación de la intriga y al ritmo trepidante de la historia. En la narración, escrita en primera persona, se inserta la correspondencia entre dos jóvenes, ofreciendo al lector otras voces y resortes con los que seguir la azarosa trama.
Un enamoramiento muy particular sirve de base a Albanell y Monclús para construir una auténtica novela negra. Aquella chica que Romeo veía todos los días en el metro desaparece inesperadamente. Aunque no sabe nada de ella, intentará encontrarla por todos los medios y acabará metido en un enorme enredo. La novela mantiene la tensión hasta el final gracias a la magistral dosificación de la intriga y al ritmo trepidante de la historia. En la narración, escrita en primera persona, se inserta la correspondencia entre dos... Seguir leyendo
No todos los amantes se llaman Romeo
No todos los amantes se llaman Romeo. Ni tú Julieta. Yo me llamo como me llamo y tú te llamas Antonia, Toña para los amigos. Eso es lo único que sé con certeza. La verdad es que hubiera preferido otro nombre más sugerente: Andrea, Beatriz, Elena o, incluso, Julia. Pero en fin, ésta es sólo una de las muchas cosas que no se pueden escoger. Y tanto da. Al fin y al cabo, me temo que los nombres no van a tener ninguna importancia en estas cartas. Nada de estas cartas va a tener importancia alguna: no las vas a leer nunca porque nunca las recibirás. En realidad lo que escribo en este momento no es una carta. Es un sortilegio, un recurso desesperado, una pintada en la pared invisible de mi propia alma. En otras palabras: escribo para curarme de tu ausencia. Porque o escribo o reviento.