¿Por qué está siempre triste Lina a sus 12 años? Ni siquiera Gustav y Agathe lo saben, y eso que son dos ángeles que tienen como misión devolverle la sonrisa. De momento, revolotean por la escuela, donde Lina se siente muy sola porque llegó a mitad de curso y le resulta difícil hacer amigos. También por su casa: allí están sus padres, con sus manías de comer sano, de practicar yoga, de empeñarse en que la acompañe una canguro. Querría ir sola al colegio en autobús -le irrita esa manía de su padre de escuchar noticias a todas horas-, pero teme que se burlen de ella. Todo le parece un asco, y nada le gustaría más que alejarse de la escuela, del coche o del tofu de su madre. Gustav cavila, y se le enciende la bombilla una tarde en el museo de etnología en que ve a Lina más triste que nunca. Y descubre a Fritz, el niño de las grandes gafas que lo sabe todo sobre las arañas y también es nuevo y está solo...
¿Por qué está siempre triste Lina a sus 12 años? Ni siquiera Gustav y Agathe lo saben, y eso que son dos ángeles que tienen como misión devolverle la sonrisa. De momento, revolotean por la escuela, donde Lina se siente muy sola porque llegó a mitad de curso y le resulta difícil hacer amigos. También por su casa: allí están sus padres, con sus manías de comer sano, de practicar yoga, de empeñarse en que la acompañe una canguro. Querría ir sola al colegio en autobús -le irrita... Seguir leyendo
La risa de Lina
Sentada sobre el contenedor de la basura, Lina miraba a las musarañas. El sol bañaba su corto pelo castaño, los pájaros trinaban y las flores perfumaban el jardín. Pero Lina estaba de malhumor.
Otro martes de esos, pensó. Los martes eran aburridos. Y eso no quiere decir que los demás días no lo fueran, pero los martes le resultaban especialmente pesados, pues, de un tiempo a esta parte, ese día Yuta la arrastraba al museo de etnología. Llevaba unas cuantas semanas haciéndolo.
Lina, que no era tonta, sabía perfectamente por qué lo hacía. Yuta se pasaba todo el rato en la tienda del museo lanzando encendidas miradas al chico de la caja. Pero, ¿de qué sirve saber una cosa, si no puedes remediarla?